domingo, 8 de febrero de 2009

"Cubillas" en el periódico "La Crónica de León"

En fecha de hoy, domingo 8 de febrero de 2008, el periódico "La Crónica de León" incluye un artículo de David Rubio, fechado en Cubillas de Arbas, con el título "Blanco camino hacia la escuela". Como sucede con más frecuencia de la deseada que los enlaces a la noticia original dejan de ser operativos, transcribimos a continuación el texto íntegro, junto con la imagen que aparece en el periódico.

LAS RUTAS ESCOLARES EN INVIERNO
Blanco camino hacia la escuela
Un viaje a través de la nieve a bordo de una de las rutas escolares de la provincia de León
David Rubio - Cubillas de Arbas
Macarrones, pez y manzana”, dice Lucía que acaba de comer. Son casi las cuatro de la tarde del viernes. A la puerta del colegio Santa María Arbas, en Villamanín, rugen los vehículos que se encargan de realizar el transporte escolar: un autocar por aquí, un minibús por allá, un todoterreno más adelante... Los chavales, como una riada. No tienen que volver a clase hasta el lunes y parece que eso se nota en el ambiente, aunque los que tratan con ellos a diario dicen que este alboroto es habitual.
Berto, uno de los conductores, mira hacia la carretera del valle de Arbas, la que tiene que afrontar ahora mismo, y dice que “en Cubillas va a ser como si el diablo estuviera escupiendo nieve”. Hoy pasa básicamente lo contrario de lo que ocurre otros días del invierno: la carretera está más nevada ahora que a primera hora de la mañana. “Verás qué bailes”, matiza. Berto tiene sólo 33 años pero lleva ya más de diez dedicándose al transporte de viajeros por la montaña leonesa, de modo que sabe más que de sobra lo que es pisar nieve y no se asusta por lo que hacen los chavales, a los que mira por el espejo retrovisor con una sonrisa cómplice.
Son dieciséis y no paran. Ana es la auxiliar encargada de vigilarlos durante el trayecto. “Ana, este tonto me ha quitado el sitio”, dice uno de ellos. “¡Pero si es tu primo!”, le dice ella. “Pero es tonto igual”. Miran al fotógrafo y preguntan qué es ser un ‘chupacámaras’: “Es que lo oí en la tele, pero no sé qué quiere decir”. Luego su inquietud es otra: “¿La Crónica de qué, de Star Wars?”. Y al que llega tarde le dicen: “Pasa, que hay fiesta en el corral. Básicamente, no hay quién les sujete.
La primera parada llega pronto. En Rodiezmo bajan la mayor parte de los ocupantes del autocar, y también los más ruidosos. A los cuatro que quedan, Daniel, Mario, Lucía y Samuel,hay que sacarles las palabras con gancho.
Además de descargar a buen aparte del pasaje, en Rodiezmo también hay que cambiar de vehículo. “Con éste es imposible llegar a Cubillas tal y como está la carretera hoy”. Los chavales se lo saben de memoria y deben de tener sus sitios fijos tanto en el autocar como en la furgoneta todoterreno que les llevará hasta su pueblo. Berto guarda el vehículo en una cochera y en seguida está de nuevo al volante, con la misma confianza del que se conoce la carretera como la palma de su mano. Le esperan los cuatro alumnos que quedan y Ana, la monitora que cuida de ellos y que ahora ya lo tiene mucho más fácil porque éstos no son en absoluto revoltosos.
Los chavales van hablando de los deberes que tienen para el fin de semana, al parecer sobre todo de asignaturas a las que se refieren como “Drama” (Dramatización) y “Cono” (Conocimiento del Medio), y también algún clásico como las Matemáticas. Mientras, aunque ellos no le prestan atención, la carretera se va poniendo cada vez más difícil. Está empezando a nevar de nuevo y, además, el viento hace que la nieve vuelva a cubrir el asfalto al poco tiempo de que pase la máquina de la Diputación, que limpia la carretera hasta Cubillas, con lo cual no se puede subir al puerto que comunica el que sin duda es uno de los valles más hermosos de la provincia con la zona de Aralla primero y de Luna después.
En Poladura de la Tercia se baja Samuel, al que espera su madre arrinconada contra una casa, porque la ventisca hace que estar en la calle sea la mayor condena que le puede caer a una persona.
Ya quedan sólo los que van hasta el punto más difícil del recorrido: Cubillas de Arbas, el último pueblo antes del puerto. Por las ventanillas se ven vacas a las que han tenido que espalar parte del prado para que tengan algo que comer. A los lados quedan viseras que en su base deben de tener aún restos de la primera nevada del invierno –que este año cayó ya en el otoño– y que amenazan con caerse sobre la carretera y cerrar definitivamente el paso.
Gracias a la experiencia de Berto (“tengo carné de autocar desde los 21, pero conduzco desde los 10 que empecé a manejar el 850 de mi abuelo poniendo tres cojines en el asiento”), que puede llevar tranquilamente una conversación mientras el coche gira sobre el hielo de cada curva, el viaje termina en Cubillas de Arbas. Cualquier conductor poco habituado a estas circunstancias se hubiera dado la vuelta al poco tiempo de que la nieve hubiese comenzado a cubrir la carretera, que es como está prácticamente desde la salida de Rodiezmo. Al llegar a su destino, Daniel, Mario y Lucía salen del coche y corren hacia sus casas, felices porque hasta el lunes no tienen que volver al colegio.

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